Antes de llegar a esta villa en los Andes peruanos, recuerdo que mi hermano Dimitri Snova fue enviado en uno de mis dos helicópteros privados junto a Ishana. Sin embargo, nunca enviaron la señal que había pedido al piloto. Rastreé su ubicación, pero no había señal alguna. Lo único que pude corroborar antes de traerme a Daesa fue el avistamiento de un avión privado sobrevolando los alrededores de mi propiedad. Y luego, el silencio absoluto.
“¿Intentas decirme que Dimitri planeó su propio secuestro?”
—No me importaría —respondí—, de no ser porque se llevó consigo a la hermana de Varek, la única que podría darnos alguna información. Ahora no tenemos nada.
Días previos a la desaparición de Dimitri Snova
El helicóptero atravesaba una tormenta traicionera. Las ráfagas de viento sacudían la aeronave, haciéndola crujir como un juguete en manos de un niño caprichoso. Dimitri, aparentemente tranquilo, observaba las nubes tormentosas desde la ventana, como si el caos externo no le importara.
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