Camille
Han pasado seis meses desde que me reconcilié con Leonardo y durante todo este tiempo ha sido muy notorio lo mucho que ha cambiado. Trata de mantener a raya sus celos para con Chandler, por quien no deberían de existir, ya que para mí, él solo es un amigo y nunca podré verlo como algo más. Y aunque algunas veces tenemos discusiones, al final siempre terminamos cediendo alguno de los dos.
Hoy me encuentro en la boutique realizando algunos ajustes a los bocetos de los nuevos diseños que estamos por lanzar y, dado que estoy tan concentrada, me toma por sorpresa los ligeros golpes a mi puerta.
—¿Puedo pasar, Cam? —me cuestiona Mario.
—Claro. Disculpa, no te escuché llamarme.
—No te preocupes, te tengo una entrega muy especial —musita, mostrándome el paquete que sostiene entre sus manos.
—¿Qué es eso?
—Es una sorpresa. ¡Ábrelo! —me apremia, conteniendo su impulso de dar unos cuantos brinquitos de la emoción y, debido a su forma de actuar, me hace sonreír. Definitivamente, Mario es a