Los cuerpos atravesaron el espacio y tiempo, sumergidos entre incertidumbres y verdades ignoradas por parte de Milán. Rous nunca imaginó que Milán podría viajar como ella fue obligada a hacerlo. ¿Acaso Milán era una pieza importante en su cambio de mundos? Eran preguntas que podrían surgir y así mimos ser analizadas.
Milán sintió apagarse en aquel instante, sintió que su vida estaba siendo consumida por algo inexplicable. Aferrado a las manos de Rous llegaron a ese muelle, a ese muelle en el que Rous se entregó por incertidumbre, por venganza o quizás por un deseo reprimido en su interior al Milán que había dejado en ese tiempo, en ese mundo. ¡En ese tiempo al cual parecía ya no pertenecer!
Milán perdió la mirada en ese paisaje que parecía un sueño, una mentira. ¡Un espejismo tan real que podría palpar! Rous lo observó con la mirada clavada en aquella escena que ella vivió con el Milán de ese pasado.
—Ahora me crees. ¿Oh crees que todo esto es una mentira? —le cuestionó Rous a un Milá