Caleb careciendo de experiencia en el ruedo, carecía de sensibilidad, emociones aun por vivir. Aun le falta el toque en todos sus actos, pero eso no lo limitó a sentir esa extraña sensación que alguien los había traicionado, que dentro de los que planearon el ataque estaba el responsable que todo saliera contrario a lo planeado.
—¡Cruzaste la línea Caleb! ¿Ahora que haremos? David no estará nada contento con todo lo que aconteció. —replico el ruso con una calma desconocida—. Debemos apresurarnos en informarle a David de lo que aconteció. —añadió mientras tomaba el teléfono en sus manos.
—¡Alto ahí! —pronuncio Caleb con la mirada puesta en el punto de escape—. Esto aun no termina y la noche aun es nuestra. —dijo con una mirada y un aire nuevo de confianza.
El ruso lo observó y con escepticismo dijo con premura. —¡Es imposible Caleb! Debemos aceptar que este no era un trabajo para ti.
—¿Entonces? Entonces si no es este… ¿Cuál será mi trabajo de aquí en adelante? —le preguntó con la mira