La noche se profundizó y Ethan tuvo que marcharse. Teo se acurrucó en la cama, sacando sólo la cabeza. Apretando entre sus manos la orilla de la manta. Al final no dio una respuesta. Su lengua se había trabado. Como si tuviera un candado que no le permitía pasar de la primera palabra. Después de varios intentos, Ethan no pudo aguantar la risa y lo dejó pasar.
-Relájate, no respondas de inmediato - le dijo.
El resto del tiempo se mantuvo en silencio; debido a que cualquier cosa que quisiera decir se quedaba en su lengua. La vergüenza lo inundaba con sólo pensar en la cara de Ethan. Buscó tranquilidad para su corazón; sin embargo, lo único que consiguió fue quedar más alterado. Sus ojos estaban bien abiertos. El sueño huyó por el retumbar de su pecho. Sus