Al despertar, la luz entraba por el fino material de la puerta. Tenía puesta la misma ropa; sin embargo, estaba descalzo. La sábana le cubría hasta el cuello y un ligero cosquilleo se dispersaba en su frente. Subió la mano para tocarse el lugar. Confuso, en el fondo presentía que esa sensación era algo que olvidó entre el sueño.
Se levantó, se bañó y fue a desayunar. Todo el tiempo se quedó perdido en sus pensamientos; de tal manera que se quedó con los cubiertos en la mano cuando ya se había acabado los alimentos. Mirando el plato, como si esperaba que la comida apareciera por arte de magia. Una voz susurraba, siendo parte de su sueño, hasta que…
-Teodoro - la voz gruesa y fuerte de su padre lo sacó de sus pensamientos.
Seguido, Javier se paró con él - con mucho gusto - mantuvo la sonrisa sin dudar un segundo.Su padre se acercó; pero Teo se negó a soltar el brazo. Entonces, tuvo que subir acompañando al doctor. Después de que ellos pasaran, los siguió con su madre - has subido de peso - comentó de pronto.Teo la miró, avergonzado - no lo creo, estoy igual.Los grandes ojos dorados lo miraban desde abajo, enmarcados por largas pestañas. Se sujetó más fuerte - tienes el brazo más grande, además has estado comiendo mucho últimamente.Su padre, quien caminaba adelante, giró ligeramente la cara - se nota en la cara, está más redonda ahora - El doctor volteó
-Hasta mañana - respondió, su voz desapareció con ella en la esquina de la habitación.El viento movía los papeles en su mano. Al regresar la vista al suelo, las hojas apiladas estaban a punto de salir volando. El bolígrafo se movió, pendiendo de una esquina. Se apresuró a poner la mano encima y componer el lapicero. Luego, se sentó. Las hojas revueltas se habían desordenado; así que se tomó un tiempo para arreglarlas. De pronto, un sonido se escuchó desde la orilla contraria. Alerta, levantó la vista.Tras la pared del baño, Ethan se acercaba con zancadas largas - me has sorprendido - sonrió, dejando de caminar con cautela llegó más rápido.-¿por qué estabas ahí? - l
La noche se profundizó y Ethan tuvo que marcharse. Teo se acurrucó en la cama, sacando sólo la cabeza. Apretando entre sus manos la orilla de la manta. Al final no dio una respuesta. Su lengua se había trabado. Como si tuviera un candado que no le permitía pasar de la primera palabra. Después de varios intentos, Ethan no pudo aguantar la risa y lo dejó pasar.-Relájate, no respondas de inmediato - le dijo.El resto del tiempo se mantuvo en silencio; debido a que cualquier cosa que quisiera decir se quedaba en su lengua. La vergüenza lo inundaba con sólo pensar en la cara de Ethan. Buscó tranquilidad para su corazón; sin embargo, lo único que consiguió fue quedar más alterado. Sus ojos estaban bien abiertos. El sueño huyó por el retumbar de su pecho. Sus
-Soy yo - confirmó. Miró a los lados antes de hablar más recio - es una emergencia, necesito tu ayuda - aún no estaba seguro si podía haber alguien siguiéndole, esperando para atacar.Al escucharlo, los ojos de Edgar se terminaron de abrir - Espera - desapareció de pronto. Temeroso, Teo se acercó; en tanto se mantenía alerta del entorno. Un momento después, la puerta se abrió - pasa, ¿qué pasó? - preguntó al mismo tiempo. Estaba medio vestido y sin zapatos.-Mi padre desapareció - se introdujo en la sala - necesito tu ayuda. ¿Tú sabes la dirección de Marcelo?.La boca de Edgar colgó antes de decir - No lo sé - parecía que aún no había despertado bien - p
Los muros del grosor de un árbol se alzaban sobre sus cabezas. La entrada cubierta por una terraza sostenida por grandes columnas, dirigía a una puerta gruesa con una aldaba de bronce. Los dos tragaron saliva; mientras Oliver subió las gradas y sin dudar llamó. Un rotundo silencio llenó la noche. Los ojos de Teo y Edgar se abrían más con cada segundo, hasta el punto de que casi cayeron al suelo.La solida construcción mitigó los sonidos; de tal manera que no se dieron cuenta cuando alguien llegó desde dentro y abrió - buenas noches - sonó una voz monótona. Proveniente de un hombre vestido pulcramente con un traje blanco y negro. Los escaneó a los tres.-Buenas noches - Oliver fue el único que se atrevió a hablar - estamos buscando al señor Marcelo.
-Lo siento, pero mis órdenes son no dejarlo salir.-¿y tú qué eres?, ¿su perro? - Oliver rugió; sin embargo, su boca fue sellada cuando la mirada afilada se desvió hacia él.De pronto, una mano tocó el hombro de Teo. Edgar lo jaló, ampliando el espacio entre el mayordomo y ellos. Oliver los siguió - demos un poco de tiempo - susurró - no puede estar despierto toda la noche. Tiene que cansarse.-Sí - Oliver levantó el pulgar en medio de la junta de tres - si no se quita, lo golpearemos cuando baje la guardia - Edgar se llevó un dedo a los labios, indicándoles silencio. Luego, ambos fueron a los sillones y se desplomaron como si fueran parte de la familia - Oye, ve a traerme un vaso con agua - Oliver alzó
-¿Confiar en ti? - fue Oliver quien se animó a hablar. Sentado en el suelo; en tanto observaba la interacción con una ceja elevada - perdiste incluso a Marcelo que estaba ante tus narices - soltó un bufido - y ahora quieres que confiemos en ti - esa vez, Edgar no lo reprendió; puesto que estaba de acuerdo con sus palabras.Los puños de Ethan se apretaron, ladeó la cabeza; pero no le respondió. En cambio, regresó la atención a Teo. De pronto, pasos pesados se escucharon bajando de las escaleras cercanas a la puerta. Otro hombre bajó. Vestido de la misma manera que Ethan, su cuerpo grande forrado de un uniforme negro, portando un par de gruesas botas.-Debo irme - le echó un último vistazo - espérame aquí. Mantente seguro.
Fue ahí donde Teo se dio cuenta de su error - seremos un estorbo en tu trabajo, ¿verdad?.-tú no - señaló con la barbilla - sólo ellos.Sin embargo, su conversación fue tan sutil que nadie más podía escucharlos. Teo guardó silencio y siguió caminando entre las sombras. Las luces de las casas estaban apagadas; incluso la pequeña vivienda de Ernesto se camuflaba en la oscuridad. En el barrio bajo, casi todas las casas eran iguales. Del mismo color y el mismo aspecto; al menos, así era a los ojos de Teo.-Agáchate - escuchó el susurro. Ethan se movió a su espalda. Puso la mano en su cabeza y lo empujó.Los chicos, no tan idiotas, imitaron la postura del m