La televisión parpadeaba en el fondo, con ese zumbido tenue que se cuela por las rendijas de la mente cuando intentas no prestar atención, pero hay algo en la frecuencia de ciertos titulares que te obliga a mirar.
—Otra víctima fue encontrada esta madrugada en las afueras del distrito Allen —decía una reportera de rostro pálido, claramente alterada—. La policía aún no tiene pistas sobre los responsables, pero los cuerpos presentan patrones similares: drenados de sangre, sin señales de violencia física aparente. Las autoridades han pedido a la población mantenerse en casa después del anochecer…
Me tensé en el sillón, apretando la manta contra mis piernas. Shannia se quedó en silencio a mi lado. No se movía, no parpadeaba. Solo tenía los ojos fijos en la pantalla, como si intentara leer entre líneas.
—¿Eso… crees que tiene que ver con el rayo de anoche? —pregunté, fingiendo curiosidad inocente, aunque sabía muy bien que todo estaba conectado.
Ella tardó unos segundos en responder. Su