A veces creo que mamá es como un libro antiguo, es muy hermosa, llena de sabiduría, pero pareciera que tiene algunas páginas arrancadas que no me permite leer. Vivimos juntas desde siempre y más allá de ser madre e hija, creo que somos buenas amigas. De esas que pueden pasar horas sin hablar, simplemente compartiendo el mismo espacio con una taza de té, un libro y el ronroneo suave de Orión. Y para mi es más que suficiente. Desde que llegamos a Sira, hemos pasado más tiempo juntas que nunca. Hacer una mudanza entre dos no es tarea sencilla y eso nos obligó a coordinarnos, empacar recuerdos y también… desempolvar viejos silencios. Y entre todos esos silencios, hay uno que siempre ha estado ahí. El de mi padre. Nunca he sabido su nombre. Ni siquiera cómo era. Tampoco si alguna vez él supo de mi existencia. Es como si fuera un fantasma, uno que mamá se niega a invocar, pero que parece recorrer cada rincón de la casa. A veces me he detenido a pensar, que incluso, el tema de las mudanza
Leer más