Natalie respiró hondo mientras abotonaba su chaqueta de chef, el día de la gran inauguración había llegado, y aunque los nervios la tenían al borde de una crisis de histeria, una pequeña sonrisa asomó en sus labios, a la vez que exhalaba con fuerza, este era su sueño, su oportunidad para comenzar de nuevo, para ser ella y poder comenzar a planear un futuro, uno verdadero, donde ella seria la prioridad y nadie más, no estaba allí para impresionar a Nelson, o para agradarle un poco más a su madre y si bien estaba agradecida con Magnus, era por ella que sudaría esa noche, y por esa razón fue que envió a lo más profundo y alejado de su mente el hecho de que su periodo aun no llegaba, aunque había tomado sus precauciones, porque lo que menos deseaba era que a mitad del servicio debiera salir por un cambio de ropa, no, esa noche no importaba más nada, que alcanzar su sueño.
La castaña creyó que al ser un lugar renovado y con nueva chef, llamaría la atención, pero la concurrencia no era tan