Rancho Moon Red, rezaba el cartel de madera sobre la entrada, y con las pocas fuerzas que me quedaban luego de conducir casi por 24 horas, pise el acelerador, aun desde la entrada, hasta la enorme construcción que era la gran cabaña, casi mansión, había varios kilómetros, y de a momentos mi cansancio menguaba, los recuerdos de mi infancia llegaban, los únicos años en los que fui feliz, algo patético si se tenía en cuenta que solo tenía 8 años cuando nos marchamos, aun así, este fue el único lugar que además de felicidad, me brindo protección, corriendo entre la hierba, o ayudando a los novatos en las caballerizas, no importaba cuantos hombres deambularan por el lugar, yo me sentía segura, era como estar en mi hogar, aunque no lo fuera.El sol estaba alto, cuando al fin detuve el vehículo, debía ser medio día y por un segundo me pregunte si Magnus seguía almorzando a horario, ¿me recordaría? Ni siquiera sabía lo que hacía o a donde me dirigía cuando tomé mi maleta, 24 años reducidos a
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