Capítulo 68 — Rumores al Amanecer
El marqués de Northfolk no pensó, no midió las consecuencias, no evaluó la impropiedad. Cuando vio el cuerpo inconsciente de la señorita Virginia sobre la hierba húmeda, solo reaccionó por instinto. La tomó en brazos y la apretó contra su pecho, sintiendo el leve palpitar de su corazón, suficiente para evitar que él colapsara. Amanda corría detrás de él, jadeante, sollozando desconsolada.
Hyde Park estaba silencioso a esa hora, y no vio a nadie mientras se dirigía a su casa. La residencia Derby quedaba apenas a unos doscientos metros de la entrada lateral, y Arturo cruzó la avenida con la desesperación de un hombre que no conocía más prioridad que salvarla.
Entró en la mansión sin esperar a que ningún criado abriera la puerta. Empujó con el hombro, y las bisagras rechinaron bajo la violencia del gesto. Varios sirvientes se sobresaltaron al verlo irrumpir con una joven inconsciente en brazos.
— ¡Una habitación! ¡La primera que esté libre! —exclamó él c