Mundo ficciónIniciar sesiónEntre tanto movimiento, Virginia observaba desde la ventana del salón cómo llegaba un carruaje de la familia Peyton. El conde, siempre atento a las formalidades, había hecho enviar una invitación especial a la señorita Charlotte Peyton, sabiendo la estima que Clara le tenía desde su tiempo en la residencia.
Charlotte descendió del carruaje con su habitual elegancia juvenil, luciendo un vestido color crema y un sombrero decorado con un lazo celeste. Su sonrisa iluminaba el rostro, y al ver a Virginia, corrió a saludarla con un abrazo efusivo.
— ¡Señorita Virginia! ¡Qué alegría verla! —exclamó—. ¡Y qué emoción esta






