Capítulo 53 — Conversaciones en la Sala Rosa
Como ya era costumbre, las tres damas —la señorita Clara Rotten, la señorita Charlotte Peyton y la señorita Virginia Herbert— se habían reunido para tomar el té. El aroma del jazmín flotaba en el aire, mezclándose con el dulzor del pan de limón que Amanda había preparado esa mañana.
Sin embargo, la serenidad del entorno no se reflejaba del todo en sus semblantes. Virginia y Charlotte estaban más calladas que de costumbre; ambas parecían perdidas en pensamientos que pesaban más que el silencio. Solo Clara, con una expresión iluminada y un brillo inusual en los ojos, mostraba señales de alegría. Aquella felicidad contenida no pasó desapercibida para Virginia, quien, con una sonrisa amable, decidió romper la quietud.
— Señorita Clara —dijo con voz suave mientras dejaba la taza sobre el platillo—, ¿puedo saber qué motivo le roba una sonrisa tan constante hoy? Me atrevería a decir que ni el cielo nublado podría apagarla.
Clara se sonrojó de inme