69- El alfa y su luna.
Gregor la miró mientras se vestía de negro, prenda por prenda, sin pudor ni pausa. Era su guerrera, su loba, su luna... y verla así, decidida, le encendía algo más profundo que el deseo.
Se incorporó sin dejar de reír y se puso la ropa que ella le iba extendiendo con gesto firme.
La noche envolvía la manada de Ronald con un silencio tenso, interrumpido solo por el crujido de ramas bajo las botas de Elyria y Gregor. Ellos estaban solos, tal como Elyria había previsto. No necesitaban más.
Dos lobos que custodiaban la entrada, no tuvieron tiempo de comprender lo que ocurría. Ya que con un movimiento de su mano, Elyria desató una ráfaga de energía tan feroz que los arrojó varios metros atrás.
Sin emitir un aullido, cayeron inconscientes.
Gregor ni siquiera tuvo que intervenir.
—¿Eso fue… todo? —preguntó él, atónito.
Elyria no respondió. Ya estaba frente a la barrera mágica, esa que tantos consideraban impenetrable.
Levantó la palma, la energía tembló como agua al contacto de su poder