—¿Por qué no me contaste que mi mamá te hizo eso? —Su voz cargada de cierta tristeza era tan suave como una caricia, quería transmitir una tranquila de la que incluso el mismo carece. Es tierno, no lo niego, ya que incluso en momentos como este vuelve mi bienestar en su prioridad.
Sin embargo, es inevitable que la tristeza se concentre en mi garganta como un nudo, su ternura es tan notoria como su tristeza es tan contagiosa. En especial cuando el siempre se mostró feliz por el simple hecho de que nuestras familias pasen tiempo juntos.
—No quería arruinar el día para los demás, se veían muy emocionados. —Hable con la más pura sinceridad, fijando mi mirada en las manos de Emris, quien de servía otro trago con tal de pasar el mal momento.
—Todos debemos tener un buen día, Catherine. Tú estás incluida, si mi mamá te faltaba el respeto me lo debías contar, no iba a dudar en dar el lugar que te mereces y aclarar las cosas. —Siguio hablando con la misma dulzura, posando una de sus manos enc