Todo el día acostada como una morsa, solo he mirado la televisión en la expectativa de los resultados de las elecciones. Son exactamente las siete de la noche, aún no recibo la tan esperada llamada y solo queda una hora para que anuncien los resultados.
¿Estoy sola?
No.
Está cama no es mía, mucho menos es mi casa.
A temprana hora de la mañana mi querido novio me fue a buscar a casa de mis papás, compro algunas cosas para comer y desde ese momento hemos estado acostados juntos esperando los tan jugosos resultados.
Me la he pasado de maravilla, algún que otro beso travieso ayuda a aliviar el estrés y las ansias, pequeñas bromas repletas de complicidad y charlas que no han llegado a un punto deseado que deseo explorar desde mi llegada.
¿En dónde estarán sus padres?
Desde la mañana solo pienso en ello, ya que me resulta raro la ausencia de la cabeza de su madre asomándose a cada rato para ver qué hacemos mientras su esposo de fondo la regaña diciendo que nos de privacidad.
Me pica la le