Recuerdo que hace meses atrás pensaba erróneamente que en mi primer encuentro con Han Emris me luciría como toda una ninfómana experimentada, cosa la cual no soy, por supuesto.
Me imaginaba volviendo a exigir otra ronda más, aplicando trucos que solo he llegado a ver en películas, mera teoría que nunca lleve a la práctica.
Y cuando fue el momento de la verdad, tan sólo bastó una ronda para quedarme dormida.
Recuerdo que hable a medias con Han Emris, le decía que quería repetir una y otra vez, tan adormilada que mi voz apenas era entendible.
El solo se reía, divertido por la situación mientras me explicaba que en la mañana podríamos hacerlo, que durmiera ya que apenas lograba abrir uno de mis ojos.
No tuvo que insistir mucho, ya que la segunda vez que lo menciono me rendí a los brazos del sueño y cansancio.
Debo decir que llevo semanas sin dormir con tanta comodidad y confort, caí rendida y con tanta profundidad que solo estando a minutos de despertarme me di cuenta de cómo dormía sobr