—Pondremos a su Luna —dijo, levantando la mano en mi dirección— ante la prueba. Si sale viva, si la luna la reconoce… —sonrió, pero sus ojos ardían—, entonces quizá tengamos que replantearnos algunas cosas. Si no… —sus dedos se cerraron—, verán con sus propios ojos que no es más que una sombra del pasado, una intrusa que vino a romper lo que construimos.
Vi cómo algunos rostros se encendían ante la palabra “prueba”. Era reconfortante, de algún modo, pensar que la situación podía reducirse a un ritual. A algo que entendían. A reglas.
Rheon no la detuvo.
Claro que no.
Si el juicio me destruía, su posición quedaba intacta. Si, por alguna razón, sobrevivía… siempre podrían inventar otra historia. Él ya había demostrado que era capaz de hacerlo.
El círculo de magia empezó a cerrarse alrededor de mis pies. No era visible a simple vista, pero yo lo sentí: una presión ascendente, un frío que trepaba por mis tobillos, un intento de cortar mis vínculos con la tierra y reemplazarlos con algo art