Justo cuando estaba a punto de darles una lección a esos insolentes, Adrián, que estaba parado junto a mí, se movió repentinamente.

Agarró al Alfa que me miraba lascivamente por el cuello, sus ojos dorados de lobo helaban la sangre.

La presencia de un Alfa, tan poderosa que resultaba asfixiante, sumió instantáneamente todo el salón en silencio.

—Lárgate.

El Alfa, aterrorizado por la presencia de Adrián, sintió que sus rodillas flaqueaban mientras se alejaba tambaleándose.

Valentina corrió hacia él y agarró su brazo. —Adrián, ¿qué estás haciendo?

Sus ojos permanecieron fríos, su aura opresiva no disminuyó en lo más mínimo. —Manteniendo el orden. Esto es una cumbre, no tu coto de caza personal.

Con eso, arrojó al Alfa lejos. El hombre se escabulló sin atreverse a mirar atrás.

No pude evitar mirar a Adrián, nunca pensé que dentro de un cuerpo tan cegado por la ambición y el deseo, todavía quedara un destello del instinto protector de pareja.

Valentina parecía como si pudiera haber reducido sus molares a polvo, pero rápidamente se recompuso, cambiando de tema con una brillante sonrisa.

—¡He oído que el supremo Rey Alfa y la misteriosa Reina Luna están en la suite real arriba! ¡Si tenemos suerte, hasta podríamos verlos más tarde!

Con sus palabras, todo el salón vibró de emoción.

Se decía que el Rey Alfa, el joven y poderoso gobernante supremo, poseía un antiguo linaje real. Aunque solo tenía treinta años, los rumores decían que ya tenía un heredero de sangre pura.

En cuanto a la legendaria Reina Luna, nunca había aparecido en público.

—¿Eso significa que podríamos ver a la Reina Luna? He oído que es una diseñadora de joyas de clase mundial, y que incluso los miembros de la realeza tienen que estar en lista de espera para obtener sus trabajos. ¡Por los dioses, tengo que conseguir una foto!

—¡Esta es una oportunidad única en la vida!

En ese momento, un escuadrón de guardias de élite con el escudo real, escoltó a un cachorro al salón de banquetes. Todo el lugar quedó en silencio.

El poder del linaje real que emanaba de él en oleadas, llevó a cada lobo en la sala a un estado de reverencia instintiva.

—Esa presencia... ¡definitivamente es el pequeño príncipe heredero del Rey Alfa! ¡Su linaje es verdaderamente noble!

El mismo Alfa que acababa de acosarme, aunque aterrorizado por Adrián, todavía tuvo la osadía de burlarse de mí. —Esperanza, ¡si no fuera por Valentina, una Omega marginada como tú nunca podría haber visto a nuestro noble príncipe en toda tu vida! ¡Si yo fuera tú, me pondría de rodillas para agradecerle ahora mismo! ¡Quizás si la haces feliz, ella realmente te regale ese compañero Beta!

Ignoré al idiota, mi mirada estaba fijada tranquilamente en el joven príncipe.

Todos los demás lobos se abalanzaron hacia adelante, adulando al niño e intentando causar una buena impresión.

Incluso la altanera Valentina, dejó de lado toda su arrogancia, acercándose al príncipe con su tono más servil. —Su Alteza, ¿hay algo que necesite? Sería un honor para mí ayudarle.

Mientras hablaba, comenzó a extender una mano para tocar la mejilla del príncipe. Pero lo que sucedió después dejó atónito a cada lobo en la sala.

El pequeño cachorro, flanqueado por su guardia real, ignoró completamente a la multitud aduladora y caminó directamente entre ellos, hacia mí.

Su joven rostro se iluminó con la sonrisa más pura mientras se lanzaba a mis brazos sin dudarlo. —¡Mamá, por fin terminaste de trabajar!