El eco de los aplausos aún flotaba en la sala de juntas. Tras horas de tensión, las presentaciones habían concluido y lo que quedaba era un aire de satisfacción compartida. Los equipos se dispersaban en pequeños grupos, comentando anécdotas, detalles técnicos, dudas, y hasta chistes nerviosos que solo se permitían cuando la presión había cedido.
Los pasillos del bufete vibraban con conversaciones. Algunos novatos, todavía con el rostro enrojecido por la emoción, intercambiaban impresiones sobre lo vivido.
—Fue increíble verlos a todos tan preparados —comentó Elena, la joven arquitecta, aún sosteniendo la tablet con la que había ayudado en la presentación del sexto grupo.
—Sí —añadió Julián, el ingeniero del quinto grupo—, uno piensa que en la universidad lo ha visto todo, pero esto… esto es otra liga.
Veteranos y novatos se mezclaban en un mismo entusiasmo. Se felicitaban unos a otros, compartiendo la sensación de ser parte de algo importante.
El equipo dos, que había presen