Lumina

El comedor nunca me había parecido tanto un campo de batalla como aquella noche. Me senté en mi silla de siempre, la que había usado cada vez que asistía a las incontables cenas familiares durante los últimos seis años, pero esa noche sentí que estaba sentada en territorio enemigo.

La mesa tenía una disposición precisa: siete lugares en lugar de nuestros cinco habituales, con Sophia sentada justo frente a mí y Riley al lado de Ollie.

Samuel había tomado su lugar habitual en la mesa. Como cabeza de la familia, aunque se notaba la tensión en sus hombros y por la manera en que sus ojos se movían entre su esposa y el resto de nosotros, buscando algo, era evidente para cualquiera que prestara atención que él estaba visiblemente incómodo con el juego que Silvia estaba jugando, pero no la confrontaría públicamente porque, ante todo, ella seguía siendo su compañera.

Xenois se sentó a mi lado, tenso, con la mandíbula tan apretada que temía que se le rompiera un diente. Apenas había habla