Capítulo 97.
Xenois
No podía sacar de mi mente la imagen del rostro de Lumina al salir del hospital. El dolor en sus ojos, la forma en que me miró como si fuera un extraño, hacía que me doliera el corazón y me perseguía con cada paso que daba.
Pero la evidencia era abrumadora; los hombres que atacaron a Sophia habían confesado, los policías usaron la orden del Alfa para asegurarse de que dijeran la verdad y no intentaran incriminar a una mujer inocente, ellos confesaron que Lumina los había contratado.
Pero aún así, tenía que saberlo con certeza.
La comisaría estaba llena de luces, oficiales y conversaciones susurradas que incrementaron en cuanto me vieron y exigí hablar directamente con los atacantes.
El detective Morrison, un hombre curtido que había trabajado con nuestra manada por años, me llevó a la sala de interrogatorios sin perder tiempo.
—Alfa Xenois —dijo en voz baja, intentando informarme sin que los demás nos oyeran—. Debo advertirte que lo que están diciendo sobre tu esposa es bastante