Narrado por Aldara
La intensidad del momento nos rodeaba como una tormenta silenciosa, y aunque Ragnar intentaba apartarse, algo más profundo parecía mantenernos atados. Sus ojos, antes oscuros y penetrantes, comenzaron a cambiar justo frente a mí. Una luz dorada surgió en sus iris, como si un fuego ancestral estuviera despertando en su interior. Me quedé inmóvil, fascinada y desconcertada al mismo tiempo.
—Tus ojos... —susurré, incapaz de apartar la mirada.
Él cerró los ojos con fuerza, como si intentara controlarlo, pero cuando los abrió nuevamente, el dorado era aún más brillante, casi sobrenatural.
—Mi lobo está demasiado cerca —dijo, su voz más grave de lo habitual, casi un gruñido.
El calor en sus palabras resonó en mi interior, como si algo en mí respondiera instintivamente. No había miedo, no