Capítulo 49

Los toques me sobresaltan, pego un brinco y salgo de la cama, hay un segundo de silencio y luego tocan otra vez. Abro la puerta.

La montera antigua me devuelve la mirada, su rostro serio y su mirada analítica son suficientes para saber que hoy no es mi día de suerte. O mi noche de suerte. Tengo entrenamiento con Arlen a primera hora de la mañana, necesito estar descansada para ya no ser tomada por sorpresa y resistir mejor.

—Si no es noticia de que ya mandaron a Siena al cuartel, no me interesa —digo con un bostezo—¿No deberían dejar que descanse lo mejor posible?

La montera esboza una pequeña sonrisa tranquilizadora.

—Se irá de aquí por la mañana, no acató tan mal la petición —se encoge de hombros—. Pero no vine a buscarte por eso, creo que hay algo que te gustaría ver.

Se da la media vuelta y se aleja por el pasillo. No puedo decir que la curiosidad me mate o algo por el estilo, pero sería descortés de mi parte no hacerle caso a la montera y encerrarme de nuevo en la habitación. G
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