Capítulo 101

Hijo de puta, al menos nos hubiese ayudado, los espectros nos rodean, seguramente me van a poseer, me privarán de mi voluntad y… Estamos solos. Cuando vuelvo en mí noto que estamos rodeados de verde y café, ni un solo rastro de espectros. El frío sigue presente, la sensación de un escalofrío recorriéndome no desaparece, pero ya no hay seres traslúcidos atacándonos ferozmente.

Arlen está en el suelo, de rodillas, su báculo a unos centímetros de él y noto un pequeño charco de sangre morada bajo su cuerpo. Oh, mierda, ¿qué pasó? Recorto rápidamente la distancia entre ambos y me agacho junto a él, tiene los ojos cerrados y el ceño fruncido, como de costumbre, no respira, pero al verlo tan inmóvil como una estatua me hace saber que no está bien. No al cien, al menos.

Sin pensarlo, abro la bolsa con el corazón y saco el cuchillo, lista para hacerme una herida y que pueda curarse, sin embargo, reacciona rápidamente y detiene mi movimiento.

—Me curaré rápido —se pone de pie trabajosamente—. N
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