Por Cameron Scott
“Señores pasajeros, les habla el capitán, estamos a pocos minutos de aterrizar en el aeropuerto JFK, favor colocar sus asientos en posición vertical y abrocharse sus cinturones, la temperatura en estos momentos en Nueva York es de dos grados, la nieve y el aroma a muérdago y especias está en el ambiente. Gracias por viajar con nosotros y feliz navidad”
Hice caso a las indicaciones del piloto y me acomodé en mi asiento, si hay algo bueno de ser un Scott es poder viajar sin problema en primera clase y disfrutar de la buena vida.
Mi llegada a Nueva York había sido tranquila. Con la compañía de Ravel en mis oídos se hizo más llevadera y no me obligó a recordar que, en parte, mi viaje era para verla a ella…
Hanna Cicarelli Sinclair era un asunto demasiado importante en mi vida y creo que, en cierta forma, el irme a preparar a las águilas fue una forma de escapar de la cruel realidad, Esa en la que ella jamás me vería como hombre, solo como su mejor amigo.
Tomé mis cosas y