Si ya estaba pasando por el susto de lo que me iba a decir Hanny respecto a mi propuesta, el tener a su padre frente a nosotros y con cara de pocos amigos me está matando...
—Nada de tranquilízate papi y ¿Qué acaba de decir este imbécil? ¿Tú? ¿Su novia? —el que ahora sé que es el padre de mi novia falsa se detiene y me vuelve a mirar con odio. Sus ojos están rojos de la furia y sus manos le pican, lo noto por como las aprieta. Definitivamente, estoy seguro que ya estoy muerto, pero hay algo que hace que me quita el aliento, me está mirando como ai buscara algo—. Yo... yo a ti te conozco… Tú.. Tú eres… ¡Sí! Ya te recuerdo, eres el policía del escuadrón anti bombas que llegó con una esquirla incrustada es su pecho hace algunos años a nuestro hospital, pero ¿Cómo es eso que mi princesita es tu novia?
—Así que su papá decía la verdad…
—¿Qué dijiste, hija?
—¿De qué hablas Hanny?
Ambos hablamos al mismo tiempo y miramos dudosos a mi novia falsa, pero ella está metida en sus pensamientos y al parecer no nos toma en cuenta. En cambio, el doctor Cicarelli está que echa humo por sus narices y creo que en su interior se recrimina por no haber traído su bisturí consigo.
—Señor Cicarelli, le ofrezco una disculpa, pero Hanny y yo..
—¿Mi hija y tú qué?
—Papito lindo, si te sientas y pides un cafecito con un trozo de esta deliciosa tarta de manzana juro que te lo explicamos ¿Cierto cariño?
¡No me jodas, Hanny! —lo pienso, más no se lo digo— ¿Qué estás tramando pequeña Sherlock?
—Sí, por favor, suegro—le sigo la corriente, sería lo mejor ¿no?—. Por favor, tome asiento y le contamos absolutamente todo.
Asumo el cagazo en que nos he metido y tomo del brazo al doctor Cicarelli, mejor prevenir que lamentar y poner el pecho a las balas.
—Mi hija es una mujer intachable, la hemos educado—mira a Hanny y ella le frunce el ceño, esta molesta con su papá ¿Quién lo diría?—, perdón su madre la ha educado como una perfecta dama. ¿Tienes claro que para estar con ella debe haber un anillo de por medio? Ella llegará virgen al matrimonio y…
—¡Basta! ¡Bruno Cicarelli, te estás pasando de la raya!
Los ojos de mi suegrito falso se expanden al ver lo sonrojada que está mii novia falsa y juro que en ellos veo un dejo de miedo, ¿tanto peso tenían las palabras de su hija?
—Hanny, no me trates así, yo… yo solo me estoy preocupando de tu futuro—vemos que se queda pensando y ahora si que su cara es de impresión casi diría de horror— Hanny, No… ¿Te acostaste con este proyecto de Robocop?—luego me mira a mí —¿Te follaste a mi hija? Eres un hijo de puta ¿Qué tus padres no te han enseñado a respetar? ¡¿Debí colocarte un cinturón de castidad y echar al Hudson la… la llave?! No puedo creer que ustedes dos hicieron… eso.
—Papá...
—¿Desde cuándo? ¿te aprovechas de ella por ser su superior? Nooooo ¿estás embarazada? ¡Dios mío! ¿Qué he hecho para merecer esto? ¡Te voy a matar, hijo de puta!
—¡Papá!
Estoy por ver cómo el padre de mi novia falsa se transforma en un verdadero monstruo y termina con mi m****a de vida, hasta me siento agradecido de morir en las manos del que me devolvió a la vida.
Irónico ¿no?
Pero todo queda en nada, pues mi hermosa novia falsa se levanta de su silla y detiene la mano de su padre, para hacerle una llave y colocarse en su espalda.
—¡Baja las revoluciones, Cicarelli!, no vengas a proyectar tus propios miedos en mí, sino acuérdate como fui procreada ¿O quieres que te lo recuerde?
No nos veamos la suerte entre gitanos, papi. Yo ya estoy bastante grandecita para poder decidir por mí misma si me acuesto con Ben o con cualquiera.
Calmadamente lo suelta y mi suegrito empieza a sollozar, ¡Dios! ¿Se va a poner a llorar ahora?
—Hija… si tu madre te escucha dejará de decir que eres mi copia al carbón. No, no digas eso, Hanny, ya sabes que nosotros queremos lo mejor para ti y por eso no quiero que cometas los mismos errores que nosotros.
¿De qué estaban hablando estos dos?
—Si realmente crees todo eso, me siento totalmente desilusionada de tí, papá.
—Hija… No, no digas eso. Es que yo… yo me preocupé por ti porque no estarías con nosotros y…
—Discúlpeme, suegro.
—¡Tú, no me hables!
—¡Papá!
—¿Todo bien por acá?
¿Por qué aparece en este momento? Debió venir antes.
—Todo perfecto, Andy, puedes traer otra porción de tarta y un café ristreto para mi padre, por favor.
—Y un poquito de crema, siento que necesito demasiada azúcar para pasar este mal rato. Creo que me voy a desmayar..
No puedo creerlo, cómo fue que estos dos en menos de diez segundos cambiaron su actitud, aunque se siguen retando con la mirada, pararon de gritarse como locos y, ahora, se ven tan compuestos cuando apareció Andy.
—Sí, cariño. Se los traigo de inmediato.
Andy se retira, no sin antes volver a darnos una mirada preocupada, pero mi noviecita lo tranquiliza, se vuelve a sentar como si nada y veo que su padre hace lo mismo.
—Hija.
—Hablaremos después de que Andy traiga tu comida y te quedarás calladito, papá. Escucharás todo lo que tengo que decirte sin decir ni pio. Después de que termine tienes derecho a hablar.
Los tres nos quedamos en un silencio incómodo, por mi parte pensaba en que no había podido decirle todo lo que quería a Hanny y para peor ahora su padre estaba junto a nosotros.
¿Qué m****a le iba a decir Hanny a su papá? ¿Nos delataría? Ya no sé que esperar de ella y ahora entiendo bien cuando me dijo que su papá pagaría el grito en el cielo si se enteraba de esta farsa.
Como nunca, Andy se demoró en traer el pedido y ya no me quedaba ni café ni tarta, es que era tanta la ansiedad que me la comí sin mirarla y me tragué el café, estaba pendiente de que esos dos no se mataran con la mirada o de sobrevivir a los ataques de mi flamante suegro de mentira.
—Listo, chicos—nos dice Andy entregando el pedido y colocando otra taza de café para mí y otra para Hanny —. Noté que ya se les había acabado lo suyo, así que me atreví a traerles otro—me guiñó un ojo y luego se dirigió a mi suegro—. Señor, papá de Hanny, le puedo pedir un favorcito.
—Sí… claro. Dime muchacho.
—No griten tanto y eviten los golpes, es que este lugar es familiar y como verá hay varias familias con sus hijos presentes.
¡Lo mato!
—No te preocupes, Andy. Yo sé cómo dominar a la bestia.
Le responde Hanny y Andy se retira. Veo como Hanny comienza a revolver el café y me animo, creo que ahora es momento de la verdad.
—Señor Cicarelli, quiero ofrecerle una disculpa…
—Tú, te callas. La que va a hablar aquí soy yo.
—Hanny… —ese no fui yo, sino mi suegro.
—Ya lo dije, seré yo la que hable, Ben. Tú cierra esa boquita hermosa que dios te dio y escucha pacientemente, como lo hará mi padre.
¿Cierto papi?
El señor Cicarelli asiente de mala gana y a mí no me queda más que cerrar la boca y esperar mi sentencia.
Pero... ¿Acaba de decir que tengo una boquita hermosa? ¿Qué estás tramando Hannah Cicarelli?
Señor, ¿En qué problema me he metido?
------------------------------