Esto era una comedia del terror, estaba en medio de dos titanes, cada uno escudriñándose con la mirada y yo en el medio como mero espectador. Después de que la señorita “mi papá te va a matar” nos regañó a los dos no puedo más que callarme frente a lo que ha dicho Hanny, es que de verdad esta mujer era de temer, sus ojos estaban oscuros como la noche y su sonrisa era más una mueca diabólica que otra cosa. Definitivamente, esto no estaba nada de bien.
Alzo mis manos en son de rendición y veo como mi suegrito se está aguantando la risa, de verdad que en este momento no entendía a ninguno de los dos.
—Mira papá, lo nuestro con Benedict—aquí viene el golpe—nació de la nada —¿Qué?—, fue algo tan bonito y fuerte que supe de inmediato que él era el hombre destinado para mí—venga que no somos lobos—. Es atento, inteligente, buen compañero, un muy buen instructor que no hace distinción entre nosotros, cómo será que aunque sea su pareja no me privilegia. Es más, me exige mucho más que a los dem