¡No podía gustarme Lucian! ¡No! ¡No! Era imposible. Lucian era el mate de Aldrec. Si Lucian me gustaba significaba que yo iba a sufrir, por un amor no correspondido. Tomé mi cabello mientras me daba golpes con la almohada.
―No puedes ser tan patética Esther. No, no, no. ―Me dejé caer en el colchón y me quejé al sentir que moví mal mi tobillo.
―¡Esther! Apresurate o llegarás tarde a la universidad. ―Claro. La universidad. Eso es. Si aprovechaba mi tiempo a estar en la universidad y buscar pistas, podía distraerme y alejarme de Lucian. Eso era lo mejor que podía hacer. Me levanté lo mejor que pude y me apresuré a cambiarme. Me daría una ducha al regresar.
Más tarde, me encontraba caminando a mi salón. Thara y Mathew me miraron con sorpresa.
―¿Qué te pasó?
―Me caí en un barranco. ―Los dos abrieron los ojos de par en par.
―¿Qué?
―Fue accidental. Vi un animal, me asusté y caí. ―Thara me miró con suspicacia. Era obvio que sabía que algo más había pasado.
―¿No te duele? ― Miré a Mathew y le