105. ¿Nos conocemos?
El año comenzó a transcurrir de una manera tan estrepitosa que parecía una broma. Después de la Navidad, en un parpadeo habían pasado semanas en las que fui seguida por un guardia de seguridad a todos lados, asignado por Brian. Nunca me explicó qué ocurría, pero alrededor de la casa también había colocado cámaras. Richard, por su parte, se mostraba más serio de lo normal.
Pero ese día decidí dejar todo eso a un lado…
Era una fecha especial, pues sería el primer día de clases de mi hijo en kínder. No era un simple primer día, no, era el primer día con Brian. Él estaba igual o más emocionado que Edward. Se había levantado aquella mañana casi gritando de alegría. Había terminado de arreglar a Edward, notando cómo su uniforme impecable resaltaba, con su característica mochila de tiburones, dinosaurios y superhéroes —que mandé a personalizar—; sus ojos brillaban como si tuviera el mejor regalo del mundo.
—Mami, ¿ya viste? —giró sobre sí mismo—. Ahora tengo una mamá y un papá que me llevar