69. Casi cerca
Gladys se detiene de golpe a la salida de la habitación. Tanto Juan Pablo como Germán llegaron a la clínica, por separado. Uno permanece de pie y el otro sentado. Y el de pie, Juan Pablo con las manos en los bolsillos, vuelve a la vida cuando la nota salir casi con ansiedad.
—¿Qué sucedió? —Juan Pablo se apresura a preguntarle. No puede permanecer aquí con él cuando, aunque lo intente negar, no puede enterarse a dónde va y qué es lo que buscará.
—Yo —Gladys juega con su propia mente para buscar alguna excusa. Tampoco quiere que Germán sepa a dónde va y qué buscará—. Quiero averiguar algo aquí en Ibagué antes de irme a Bogotá.
—Te acompaño —se apresura Germán a levantarse, recibiendo una mirada ya recelosa por parte de Juan Pablo, quien, en silencio, su único trabajo es manchar cada uno de sus gestos por la rabia de escucharlo—. No puedes estar sola. Voy contigo.
—Prefiere estar sola. Sé cuidarme sola —rectifica la excusa de Germán con una ligera impaciencia—. Necesito un momento para