Gladys pasó dos años tratando de recuperar aunque sea un poco la dignidad y orgullo de mujer. Criar a una bebé, sola, y sin nada en los bolsillos ha sido la peor experiencia de su vida. La pequeña Esperanza, recién nacida, tampoco le faltó nada porque no todo estaba acabado para Gladys con la ayuda de Amaranta.

Estaba muy débil los primeros meses debido al parto como para buscar trabajo. Y su debilidad también afectó al crecimiento de su bebé recién nacida. Lo que no pensaba era lo tan difícil que sería la vida fuera de prisión, sin referentes que la ayudaran a encontrar un trabajo y comenzar desde cero para darle a su hija la vida que merecía aunque no fuese la que quería. Medellín se volvió su nuevo hogar junto a Amaranta y su hija, quien con nueves meses de edad empezó a sufrir de una enfermedad respiratoria que Gladys tuvo que lidiar sola porque Amaranta viajó a Córdoba a buscar a un nuevo abogado para su investigación. Gladys creyó que su hija perdería la vida, pero gracias al ci