55. Protegida
—Estoy embarazada, Juan Pablo. Lo acabo de saber —Esmeralda parte el corazón de Gladys, incluso ya no puede hablar. Hasta Ismael se sorprende por la confesión. Confesión que con claridad no debería ser real. ¿O sí lo es? —. Y ella vino aquí a hacerme daño —Esmeralda rompe a llorar—. Ahora no sé si lo perdí.
Gladys está totalmente pálida. Su mirada se gira hacia Juan Pablo, quien también quedó impresionado por la inesperada confesión. ¿Esmeralda embarazada? Gladys no puede creerlo. Una puntada se retuerce en su estómago.
—¿De qué estás hablando? ¿Estás esperando…?
—¡sí, un hijo! —Esmeralda se toca el vientre—. Tuyo. Un hijo nuestro, Juan Pablo. Tuyo y mío.
Está de más decir que esto le ha caído a Juan Pablo muy mal. No sabe cómo responder. Vino aquí sólo para exigirle a Esmeralda que le deje ver a Gabriel, nada más.
—Vaya —Ismael expresa, con una pequeña sonrisa—. Quién lo diría. La familia se agranda.
Gladys, en su pequeño temblor, desorientada, se da la vuelta hacia la puerta. Juan P