33. Entre sus labios
Las palabras de Gladys son una daga al corazón de Juan Pablo.
Su mirada, una perdición para él. El odio contenido en sus hermosos ojos grises en su mirada es igual que una condena. Juan Pablo la mira, sin poder hablarle, sin saber cómo responderle, en una tormenta interna donde no hay nada para sobrevivir. Así se siente Juan Pablo al tenerla tan cerca y a la vez tan lejos, odiándolo como jamás lo hubiese creído.
—Gladys. Por favor, créeme.
—¿Ahora sí? ¿Tu me creíste a mí? ¡¿Quieres que te crea cuando me hiciste esto?! ¡Eres un cínico! —Gladys le grita. Odia verla llorar ahora. El recuerdo de tenerla tan cerca se siente tan lejos que a punto está de creer que es un sueño—. Creí que Esmeralda era la persona más atroz de éste mundo. Son tal para cual.
—Yo no…¡Yo no hice esto! —pero Juan Pablo no controla la impotencia dolorosa. Sus manos de tanto apretar los barrotes están rojas como las mejillas sonrojadas de Gladys por el llanto—. ¡¿Cómo podría hacerte esto?! ¡Jamás trataría de dañ