CAPÍTULO 34

Esmeralda empuja al oficial, enojada de que no la haya esposado o la haya tirado a un hueco. Ni siquiera lo deja hablar porque impotente se da la vuelta a la fiscalía. ¿Qué hace ella aquí? ¿en el mismo sitio que Juan Pablo? Busca por todas partes a Juan Pablo y lo encuentra ya en la primera audiencia. Juan Pablo habla con Lizardo y al verla entrar, la escudriña con la misma frialdad de siempre. Esmeralda, por su lado, sale corriendo hacia él para abrazarlo.

—¡Cariño! ¿Qué fue lo que pasó? ¡Ellos no dicen la verdad, yo lo sé! ¡Tú no eres un asesino! —Esmeralda finge llorar, tomando su rostro. Juan Pablo simplemente suspira tratando de quitar sus manos—. ¿Qué es esto? ¿Por qué estás aquí?

—Señora, le pido silencio. El juez está viendo las pruebas —Lizardo le pide a Esmeralda—. Mi cliente no hablará.

—Soy su esposa, y quiero saber que es lo que sucedió y por qué lo acusan de haberle hecho esto a esa maldita bruja —Esmeralda escupe con rencor. Lo mira—. No te dejaré solo a