101. Malas noticias

Gladys mece a una Esperanza ya dormida por completo en la sala del penthouse mientras esperan por la llegada de Osvaldo para acercarlas al aeropuerto. Juan Pablo no ha llamado tampoco, pero es que todavía necesita hablar con Tatiana y su tía, incluso con Fabiola de todo esto. Nadie de ellas sabe lo de Esperanza. Y no puede irse sin contárselos. Por esa razón las mandó a llamar y está a las espera de todas ellas.

—¿Se durmió, señora? —pregunta Briseida, trayéndole un poco del té que no sabía que necesitaba. Juan Pablo dijo que no tardaría mucho. Sólo tiene que creer.

—Ya se durmió —Gladys dice en voz baja para no despertar a Esperanza. La deja con cuidado en un moisés de su tamaño y su pequeña sólo se remueve cuando la suelta y luego vuelve a su posición: durmiendo como un ángel. Gladys sonríe y niega—. Mi pequeña…mi niña…

—Si yo sigo sin creerlo, no quiero imaginar lo que usted debe estar sintiendo ahora —Briseida le entrega la taza de té y ambas toman asiento—. Lo que usted me ha
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