La tristeza de Milena se reflejaba en cada movimiento. Esa mañana no dejaba de repasar mentalmente la conversación que había escuchado entre los alumnos.
¿Entonces la supuesta emergencia en su compañía había sido una mentira?
Aunque le costaba creerlo, no podía ignorar que incluso antes del viaje a la costa había oído un comentario similar. En ese momento pensó que tal vez hablaban de Sally, pero durante el evento había confirmado que la mujer vista con Blas no era ella.
Entonces… ¿había alguien más? ¿Todo este tiempo la había estado engañando? ¿Todo había sido parte de un plan para llevarla a la cama?
Un nudo de dolor y tristeza se le formó en el pecho.
Mientras estaba por salir de casa, el sonido familiar de un claxon la sacó de sus pensamientos. Al asomarse por la ventana, vio el auto de Blas aparcado frente a su casa.
Cerró los ojos, intentando contener las lágrimas. Tenía unas ganas inmensas de llorar, pero se obligó a aguantar, al menos hasta que Tina regresara. Cuando su teléfo