Capítulo 88: Plan maestro.
El silencio que siguió al nombre prohibido fue tan espeso que parecía un humo negro extendiéndose entre ellos. Alexander lo sintió en la piel, como si las letras mismas hubieran cortado el aire. Sebastián Valdivia. Ese nombre que jamás debía pronunciarse sin consecuencias.
Esa maldita lacra que intenta arruinar sus vidas.
Ese adefesio que lastimó a su mujer.
Rubén respiraba con dificultad, el hombro saturado por la sangre y la ropa desgarrada, mientras Oliver lo sostenía con esa mezcla de sarcasmo y preocupación que lo caracterizaba. Alexander apenas logró contener la furia que le subía como un oleaje violento.
—Martin —rugió, sin apartar la vista del herido—, llama al médico. Ahora.
El asistente, pálido como una hoja, dio un paso atrás y salió casi corriendo de la oficina. El golpe de la puerta resonó como un latigazo. Alexander caminó despacio hacia Rubén, observando la sangre que manchaba el piso de mármol, la respiración irregular, la tensión en los hombros de Oliver mientras lo g