Capítulo 80: Dolor.
A esa misma hora, en la clínica privada donde había estado internada, Camila Valdivia se miraba al espejo. Su piel estaba pálida, los labios resecos, pero sus ojos… sus ojos tenían esa luz que siempre había tenido su madre; altiva, orgullosa, y ahora, teñida de miedo. Quizás era un miedo por las consecuencias que podría vivir después de haber hecho tanto daño. O talvez, el hecho de lo que podría decirle su madre, ya que sus acciones la llevaron a perder a su bebé.
Si, el mismo bebé que quiso utilizar para amarrar a un hombre, ahora a no estaba. Y aunque su madre la apoyó, en el fondo quería a su nieto tanto como ella quería a su hijo no nacido.
El médico le entregó los papeles del alta, y ella asintió sin decir nada.
Cuando salió del pasillo, lo vio.
Sebastián Valdivia estaba ahí, esperándola, apoyado contra la pared, vestido con un traje oscuro impecable. La sonrisa en su rostro era tan cálida como falsa. Sabía que necesitaba algo de ella, pero se sentía tan lindo sentir afecto cuand