Capítulo 53: Preparadas para el infierno.
El convoy se detuvo frente a una mansión oculta entre colinas y árboles oscuros. Desde afuera, la casa parecía sacada de un catálogo; amplia, elegante, con ventanales altos y un jardín perfectamente podado. Pero el aire que la rodeaba estaba cargado de un silencio antinatural, pesado, como si las paredes mismas ocultaran gritos antiguos.
Elena, con las muñecas aún adoloridas por las cadenas, fue obligada a bajar del vehículo junto a otras chicas. Algunas sollozaban en silencio, otras caminaban como autómatas, resignadas a un destino que ya habían aceptado. Elena, en cambio, mantenía el mentón erguido, los ojos firmes. No pensaba mostrar debilidad. No iba a darles ese triunfo.
— Adentro — ordenó Lorenzo, empujando a una joven que tropezó al subir los escalones de mármol.
Las puertas se abrieron, revelando un vestíbulo adornado con alfombras rojas y lámparas de cristal. La belleza del lugar era una máscara cruel; debajo, todo gritaba corrupción.
Las esperaba un grupo de mujeres mayores,