Capítulo 42: Merece un poco de paz.
Iba a besarla. Sentir el rose de sus labios. Esa sensación de pertencia.
Alexander era consciente de los millones de errores que había cometido en toda su ida, pero la más letal, fue haber lastimado a su mujer; y no le importa nada, porque quizás nunca obtenga su perdón, pero siempre estará allí, ya que no le alcanzará la vida para enmendar todo el dolor que le causó.
Sin embargo, él cree que hay una pequeña esperanza de recuperarla. Lo sabe ella. Lo sabe él. Y no la va a desaproechar. Como ahora, que se encuentra solo a centímetros de ella, memorizando su rostro, embriagándose en su aroma.
Y entonces, una voz interrumpió todo.
— Elena. — Ella giró y vio a Sebastián Lothus. Impecable como siempre, con una sonrisa educada —. No esperaba encontrarte aquí — dijo él, inclinando levemente la cabeza.
— Sebastián… — Elena forzó una sonrisa, intentando ocultar la tormenta que hervía por dentro.
Alexander lo miró como si midiera cada centímetro de su cuerpo, buscando un punto débil.
— Qué coin