Capítulo 24: No es crítica.
Esa noche, Elena no lloraba. Estaba sentada en el borde de su cama, con el vestido de la gala a medio quitar, como si no supiera dónde colgar su dolor. Su corazón había decidido dejar de luchar. Ya no quería resistirse ni creer ni salvar nada. Solo... no sentir.
Julian llamó a la puerta.
— ¿Estás bien?
Ella no respondió.
— ¿Qué vas a hacer?
— No lo sé — susurró ella —. Pero ya no quiero sentir más nada por él.
Julian se sentó a su lado. No habló. Solo le tendió una manta y apagó las luces. Porque entendía que hay noches en que lo único que uno necesita es el silencio.
Por otra parte, en una sala oscura, decorada con madera antigua y alfombras de terciopelo, Don Sebastián levantó su copa. Una chimenea iluminaba su rostro con una sonrisa venenosa.
— Todo se trata de estrategia, querida. Camila no es brillante... pero es obediente.
Su esposa, sentada en el diván con una bata de seda, sonrió sin apartar la vista del fuego.
— Y Elena es una idiota emocional. Tan fácil de romper.