Capítulo 17: Reconquistando un corazón roto.
Mientras tanto, en un rincón más tranquilo de la ciudad, Alexander se debatía entre la culpa y el orgullo herido. Había intentado llamarla. Cuatro veces. Y las cuatro, sin respuesta.
— Soy un idiota — se dijo, sentado en la terraza de su oficina. Recordó el momento en que se quedó inmóvil, cuando Elena fue humillada en su propia casa.
La había dejado sola. Otra vez.
Elena, por su parte, llegó a su oficina. Al entrar, todos se levantaron. Ya todos estaban enterados de la noticia. Ella asintió, seria. Nadie se atrevió a preguntar nada. Se encerró en su despacho, se quitó el abrigo y lo colgó con calma.
Frente a su escritorio, el ramo de rosas rojas la esperaba. Ni una nota. No hacía falta.
— Estás desesperado, Alexander — susurró.
Tomó las flores con una sonrisa de desprecio y las arrojó a la papelera.
— No más pasado — dijo en voz alta.
Y mientras se daba vuelta, la figura de Julián, su socio y amigo, apareció en la puerta.
— ¿Interrumpo?
— No, en lo absoluto.
Él observó la papelera con