-Thomas-
-Llegaste...
-¿ Te desperté?
-No, tranquilo, tengo el sueño liviano, a diferencia de este diablillo.
Dana meció los cabellos locos de nuestro pequeño y yo me acerqué a ellos, besé la frente de mi hijo y luego los dulces labios de la ahora flamante señora Scott.
-¿Los chicos te trataron bien?
-Tranquila, no hubo daños.- me saqué los zapatos y le hice señas para que se moviera un poco, ese niño ocupaba casi toda la cama, pero no me importaba, verlo dormir ahí era algo impagable.
-¿Cómo estuvo todo?
-Bastante bien, dentro de lo que se puede, este juicio recién comienza, así que será una dura batalla.
-Sé que tú puedes.
-Lo sé, soy genial.
-Siempre tan soberbio, señor Scott.
-No lo digo por eso, bajadora de egos, lo digo por la foto.
-Creo que fue una linda forma de hacerte saber que estaremos para ti .
-Gracias, ahora descansemos que la cena se viene potente.
-Tú también, te mereces un buen descanso.
-Había pensado en otras cosas, pero...
-Ni se te ocurra, mira que tenemos compa