La vida debe continuar

-Thomas-

Al ingresar a la Iglesia de Nuestra Señora de Pompeya sentí ese vacío que me pasaba cada vez que iba a un funeral, por eso los evitaba.

La iglesia estaba repleta de personas, muchos de ellos los conocía, eran empleados de nuestra empresa, vi a los trabajadores de Enrico, su familia y la mía. Todos vestidos de negro impoluto, con caras llorosas y en el centro del púlpito a mi viejito. Me acerqué a su féretro y lo vi, estaba como dormido y hasta diría que sonriente. Toqué la madera fría y recordé la primera vez que estuve en Enrico's

-Mio caro signor Scott, benvenuto nella mia umile pizzeria.

(Mi querido señor Scott, bienvenido a mi humilde pizzería.)

-Il piacere è mio Enrico, grazie per l'invito.

(El gusto es mío Enrico, gracias por la invitación.)

-Oh, per favore, è il minimo che posso fare per il mio salvatore.

(Oh, por favor, es lo menos que puedo hacer por mi salvador.)

-¿E chi è questo giovane?

(¿Y quién es este jovencito?)

-Il mio figlio più giovane, Thomas.

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