Capítulo 98: En mi cama

Helena se estaba besando con Nicolás en su habitación, a pesar de que el aire acondicionado estaba encendido, ambos sentían el calor de sus cuerpos.

El silencio de la casa jugaba a su favor.

Sarai había salido con Miriam a una noche de ópera, y no volvería hasta tarde.

Ese margen de tiempo se sentía como un permiso tácito.

Helena lo miró con una mezcla de deseo y ternura, y le hizo una seña para que se quedara.

—¿Por qué no te quedas esta noche conmigo? —preguntó, con timidez.

Nicolás entendió.

Se quitó los zapatos, dejó el celular en modo avión, y se dejó caer junto a ella en la cama.

—Ya me instalé.

Helena rio, divertida.

—¿No quieres que hagamos algo más? —inquirió, mordiéndose el labio.

Él se incorporó un poco y pasó suavemente la mano por la tira del brasier. De un jalón lo rompió, dejando a Helena con la boca abierta.

—¿N-Nicolás? ¿Qué haces? —balbuceó—. Me rompiste el brasier.

—Puedo comprarte otro… —susurró, acercándose a su pezón.

Pasó su lengua con delicad
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