—Nuestros padres nos heredaron la empresa a ambos. Atelier no fue sólo de Gabriel como dicen en Internet —comentó Nicolás, viendo el horizonte, nostálgico—. Ellos creyeron que Gabriel podría incluirme en el legado familiar. Después de todo, al final pensaron en mí. Aunque haya sido una sola vez.
—¿Y qué pasó? ¿Gabriel te hizo algo para que dejaras la empresa?
Helena tenía entendido que Nocturne Fashion se formó hace unos cinco años. Cuando ella tenía veinte, y Nicolás también.
¿Era tan joven cuando decidió convertirse en CEO?
—Era obvio que Gabriel se iba a molestar al saber que yo también tenía derechos sobre Atelier —se mofó, rodando los ojos—. Mi hermano nunca fue fan de compartir las cosas conmigo. Mucho menos si había dinero de por medio.
—Comprendo.
—No quiso compartir la empresa. Deseaba ser el dueño absoluto desde el inicio, y se enojó con papá por eso —continuó, calmado—. Tuvieron una discusión, pero no cambió de opinión respecto a la herencia.
Nicolás recordó aquella