REY DE OROS. CAPÍTULO 27. Confidencialidad alumno-profesor
REY DE OROS. CAPÍTULO 27. Confidencialidad alumno-profesor
Los días siguientes se pasaron como si fueran un sueño. Costanza y Alaric vivían aquella luna de miel improvisada en la que él parecía olvidar el mundo de los negocios y ella parecía olvidar que alguna vez casi casi había sido monjita. Paseaban por la ciudad, probaban cafés ridículamente caros, dormían hasta tarde y, sobre todo, discutían por tonterías que terminaban en besos apasionados.
Era una rutina rara, pero a ella le encantaba. Alaric, que normalmente era una estatua de mármol en traje, se dejaba arrastrar a cosas como comer helado en la calle o escuchar a un saxofonista en una esquina. Y lo peor (o lo mejor) era que lo disfrutaba.
Pero todo lo bueno tenía un final, y al siguiente lunes gris Alaric apareció con su traje de diseñador y un gesto serio que le arruinó la ilusión a Costanza apenas abrió los ojos.
—¿Ya se acabó la luna de miel? —preguntó con un puchero mientras él se ajustaba la corbata.
—No, pero los emplead