REY DE OROS. CAPÍTULO 28. Cosas para no contar jamás
REY DE OROS. CAPÍTULO 28. Cosas para no contar jamás
Cedric levantó las cejas con teatralidad, como si acabara de descubrir un chisme digno de portada, y Alaric permaneció un momento en silencio, evaluando las palabras de Frank como quien evalúa una inversión de riesgo.
—Está bien… Lo pensaré —sentenció por fin—. Por ahora tienes vía libre para ir metiéndola en el mundo de las carreras, ya sabes… con cuidado. No quiero que nada le pase.
—No le va a faltar el casco, jefe…
—¡Y rodilleras…! ¡Asegúrate de que use rodilleras! —suspiró Alaric, que si la hubiera podido envolver en algún material antichoques definitivamente lo habría hecho.
Frank sonrió satisfecho y se marchó; y en cuanto salió, Cedric se acomodó en la silla de cuero y cruzó una pierna con elegancia exagerada
—¿Estás seguro de lo que haces? —preguntó, dejando que la frase flotara en el aire.
—¿Por qué lo dices?
Cedric se inclinó hacia adelante, con la mirada brillante y el tono de un hermano mayor fastidioso.
—Porque esa mon