REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 5. Una excepción en la regla
REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 5. Una excepción en la regla
Durante los siguientes tres días, Tristan se sintió como un fantasma. Iba y venía del Club de Reyes sin encontrar sombra de Cally. Había algo en esa ausencia que lo inquietaba, una especie de vacío incómodo que no podía llenar con nada. Ni el trabajo, ni las risas de sus amigos, ni las mujeres que intentaban atraer su atención. Nada.
Cada noche regresaba al club con la esperanza absurda de verla aparecer, sentada otra vez en la barra, con ese aire de realeza peligrosa y los labios rojos sobre un vaso de whisky. Pero ella no volvió, y su cantinero ya lo esperaba cada noche con una sonrisa burlona.
—¿Otra vez esperando a la dama, señor? —le dijo una vez, mientras le servía un trago, y Tristan lo miró con fastidio.
—¿Quieres conservar tu trabajo?
—Lo siento, señor —carraspeó el cantinero y luego apoyó los codos en la barra—. ¿Sabe? Tengo todavía el recibo de su tarjeta. Podría rastrearla si quisiera.
Pero Tristan lo fulminó con la